—Tengo una sugerencia, Su Majestad.
Todos se volvieron hacia la voz. Un elfo vestido con una elegante armadura de cristal se adelantó con grandes pasos. Se quitó el casco y reveló una cara limpia y bonita. Se inclinó ante la reina elfa antes de volverse hacia todos con una sonrisa.
—Como Su Majestad ha mencionado, tenemos que mantener las tradiciones. Pero, también tenemos que admitir que no hay una regla en el Valle de Marfil que prohíba la entrada de seres humanos. Es únicamente porque era la tierra sagrada de los elfos, por lo que los humanos rara vez pedían la entrada. No podemos negar la identidad y los derechos de este joven porque, pasara lo que pasara, luchó valientemente contra el Duque Demonio y nuestra adorable Corina pudo regresar a nosotros de una sola pieza. Debemos agradecerle por eso y además, su conducta moral no debería ser un problema.