El ayudante se congeló y un miedo sin igual apareció en su mente. Aunque los soldados recibían un entrenamiento más estricto que la milicia, cualquier humano les temía a las criaturas no muertas.
Los horribles esqueletos marcharon hacia ellos con un aura de muerte. Aunque solo había una decena frente a los soldados, sintieron escalofríos al observar las profundidades del bosque.
«¿Quién sabe cuántos más hay escondidos allí?»
—¡Retírense y prepárense para evacuar! ¡Primera columna, disparen!