—¿Así que nos vendiste así, sin más? —dijo Canario con tono calmado aunque ignoró lo que Rhode acababa de mencionarle.
—No tengo más opción. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras el parlamento de la luz viene a buscar problemas. Claro, pensaré en otra forma si ninguna de las dos está dispuesta a acceder. Aunque no me sentiría bien tragándome mis palabras, puedo encontrar algún defecto en el parlamento de la luz si lo intento.
—No es necesario, Rhode —respondió Canario con una sonrisa tranquilizante—. Sabemos qué tipo de hombre eres. Además...
Antes de que Canario terminó de hablar, otra dulce y orgullosa voz se impuso:
—No olviden cómo nos reunimos todos en un principio. Líder, je, je... creo que esas zorras del País de la Luz deben estar cansadas de vivir para haber venido a nuestra puerta.
—Es la primera vez que vienen por nosotros, Chicle —informó Canario.