Al caer la noche, los vientos barrieron la pradera y las linternas encendidas indicaron el inicio de la subasta relámpago de Ciudad Águila. Siendo un evento que limitaba el número de participantes y sus identidades, la subasta relámpago de Ciudad Águila estaba ambientada con colores oscuros y sombríos. Al igual que el mundo tiene sus días y noches, la subasta relámpago tiene sus lados negros y blancos, y aquí se podia vender y comprar cualquier cosa. Los artículos principales eran tesoros, armaduras y equipos mágicos que los grupos mercenarios o hermandades habían obtenido en sus aventuras. A veces se vendían gemas y materiales raros, hierbas mágicas o incluso seres humanos. Sin embargo, estas transacciones eran extremadamente confidenciales y la subasta las rechazaba a menos que estuvieran siendo realizadas por sus clientes de confianza.