Rhode miró fríamente a Anne, que se frotaba las manos con inquietud. En este momento, la joven estaba hecha un lío. Su cabello y sus mejillas estaban cubiertos de polvo sucio y había moretones visibles en su cuerpo. Aunque este incidente no tuvo un resultado drástico como el popular «misterioso asesinato en serie de carruajes», esta situación no era digna de celebración a los ojos de Rhode.
—Lo has pasado mal, Anne. ¿Cómo se sintió?
Rhode preguntó con sarcasmo mientras miraba a la joven que tenía delante. En respuesta, Anne mostró una sonrisa torpe.
—E-Estuvo bien, líder... Mejor de lo esperado...
—Está bien, no voy a charlar contigo ahora.
Rhode frunció el ceño y golpeó la mesa. Su tono se volvió más frío y severo.
—Recuerdo claramente que te ordené que te quedaras en el fuerte. Entonces, ¿por qué desobedeciste mis órdenes?
—Eso... porque...