Waltz contuvo la furia que ardía dentro de su mente para que no explotara. Se dio cuenta de que había subestimado a ese joven, y que nunca esperó que supiese tantos detalles sobre él. Rhode no solo sabía sobre «Lágrimas de Pena», sino que también sabía que tenía un hijo. Waltz siempre había protegido a su hijo porque sabía que tenía muchos enemigos.
Pero nunca esperó que lo pusieran en jaque.
«¿Quién es este hombre exactamente? Según mi información, viene de la Pradera Este, pero, ¿no era que esos vejestorios nunca se preocupaban por el resto del mundo?»
Sin embargo, ese no era el momento para hacerse preguntas. Waltz se llevó la mano a la cintura, tomó una daga y se la arrojó a Rhode.