Oscuridad infinita.
Una espesa niebla lo había envuelto todo y nubes negras flotaban en el cielo. Un estruendo resonó de un lado a otro, y luego desapareció. Todo estaba en completo silencio. No había rastro de vida, muerte, esperanza o desolación.
Solo un vacío absoluto.
La niebla se dispersó poco a poco y el estruendo se oyó más fuerte. Un rayo atravesó las nubes y cayó al suelo.
La luz blanca reflejada en el suelo fue tan deslumbrante que la gente no podía abrir los ojos. Al dispersarse la niebla, una cosa blanca parecida a una alfombra, se extendió hasta el fondo de una plataforma a la distancia. Sin embargo, al mirar más de cerca, se podía ver que no era una alfombra, sino una montaña de huesos.
De repente, Christie abrió los ojos y se sobresaltó como un conejito asustado.