Frente a la impulsiva Marlene, Rhode solo pudo suspirar con impotencia.
Desde el principio, él nunca tuvo la intención de firmar un contrato con Marlene. Aunque la señorita trajoal grupo muchos resultados positivos, contribuciones, e incluso de cierta forma podía considerarla como una vicelíder, Rhode tenía muy en claro que sería imposible que Marlene se quedase.
La razón era simple. Era Marlene Senia.
Para los nobles, su apellido era más importante que su nombre.
Francamente, la situación se sentía como si la hija de una familia rica trabajase en un restaurante de comida rápida. Si trabajara solo unos pocos meses, el jefe no tendría ninguna objeción e incluso podría ayudarla a adquirir más experiencia. Pero si decidiera trabajar allí durante muchos años, ningún jefe podría aceptarlo.