El suelo tembló.
Desde el centro de la fuente se extendieron grietas, y el agua clara de manantial se volvió turbia y viscosa, e incluso emitió un hedor increíblemente penetrante. Las llamas de color blanco plateado quemaron todo sin piedad, limpiando toda la suciedad rápidamente.
Por los huecos comenzó a salir un vapor abrasador, el aire que escapaba hacía sonidos chirriantes.
Todo había terminado.
Rhode respiró por la boca y abanicó su nariz por el hedor. El violento temblor comenzó a detenerse, y frente a él, el cuerpo de Frank ya se había convertido en un charco de agua de aspecto repugnante.
Una vez que el temblor cesó, la mina subterránea que parecía estar colapsando, recuperó su tranquilidad terrenal. Rhode levantó la cabeza y observó lo que lo rodeaba. Notó grietas, rocas rotas y arena desparramadaalrededor de la mina. La fuente que Celia destruyó también estaba hecha pedazos.