Al desaparecer las alas de dragón, el traje de la joven recuperó su aspecto original, un hermoso y elegante traje de batalla. El traje de batalla parecía un sofisticado vestido de noche. Los brazaletes en sus muñecas destellaban un brillo plateado y los accesorios de plata alrededor del cuello la hacían parecer experimentada y consumada. El largo vestido casi tocaba el suelo, su dobladillo estaba acentuado con seda dorada e hilos de plata, emanando un deslumbrante resplandor mágico. Lo que era más llamativo era el polvo de luz brillante que flotaba sobre él. A juego con ese vestido largo, oscuro y fluido, la joven estaba como si estuviera en un río celestial y mirara a la distancia. A pesar de que el traje de batalla era hermoso, se veía indecoroso, haciendo juego con la enorme arma asesina de casi dos metros de largo.
—¿Qué tal esto, hermano mayor? ¿Me queda bien?