—¿Q-Qué pasó?
Thomas miró con incredulidad. Hace unos momentos sintió que el suelo temblaba como un terremoto y escuchó los estallidos de gritos angustiosos como las maldiciones de los espíritus malignos, que lo asustaron para que se acurrucara instintivamente. Los soldados también apuntaron sus armas hacia adelante inmediatamente. Aunque sabían que sus armas no eran mejores que la chatarra en esa situación, agarrarlas con fuerza les daba una sensación de seguridad, como mínimo. Sin importar qué, era mejor que no tuvieran nada en que apoyarse. Después de todo, ya sea una idea equivocada o lo que sea, los humanos se sentían más seguros cuando tenían un arma en sus manos.