—Rho… de…
Está oscuro.
—Rhode...
Una suave voz sonó en su mente. El dolor era intenso, como si alguien hubiera hecho un agujero en su cerebro. No pudo evitar sentir asco y quiso vomitar.
—¡Sr. Rhode...!
La borrosa voz de repente se volvió nítida, después de que aquella cálida luz desgarrara la oscuridad.
Rhode abrió los ojos.
Lo primero que vio fue la expresión preocupada de Lize.
—Sr. Rhode, ¿está bien? ¿Qué ocurrió?
«¿Yo? ¿Herido?»
Rhode sacudió la cabeza, intentando recuperar el conocimiento. Se aferró al árbol y se puso de pie lentamente. Luego miró sus alrededores. Podía ver que Marlene estaba de pie a su lado. Aunque no se veía tan preocupada como Lize, igual no pudo esconder la preocupación en sus ojos.
—Después de sentir una oleada creciente de energía mágica, corrí hasta acá y lo vi tirado en el suelo. ¿Qué... hizo? El área que lo rodea totalmente devastada.
«¿Qué hice?»