—Qué increíble obra de arte.
Mirando la pizarra negra que flotaba delante de ella en el aire, Erin alabó con admiración y sus ojos brillaron con curiosidad y diversión. Aunque no era una historiadora que investigara sobre artefactos antiguos, sus logros en ese campo eran aún excepcionales. Los patrones de la pizarra negra le dieron una alegría y sorpresas interminables porque se dio cuenta de que aunque los patrones no eran hermosos, cada lado de ellos tenía un significado específico.
—¿Es esa cosa tan interesante, Su Alteza Erin?
Chicle Miniatura se puso sobre la mesa, descansando sus mejillas en sus manos y mirando la pizarra. Al oír su pregunta, Erin se rió, extendió su dedo, y se deslizó por la elegante superficie de la pizarra. Después de ese movimiento de ella, la pizarra negra parpadeó en una serie de patrones brillantes que se detuvieron en la superficie, antes de desaparecer rápidamente sin dejar rastro como las posimágenes de algunos destellos.