Lin Li negó con la cabeza y no dijo nada. Simplemente murmuró un hechizo e innumerables enredaderas rojas cubrieron la plaza de la aurora como el agua de la marea.
—¡Es el hechizo de vid de sangre!
Antes de que la audiencia pudiera calmarse, las desmadradas enredaderas de sangre agarraron el cuerpo de Matthias. Era como si esas vides rojo sangre tuvieran su propia conciencia. Cuando agarraron el cuerpo de Matthias, sus espinas se hundieron en su carne como sanguijuelas, chupando su sangre dulce y fresca con avidez.
—AHHH... —Matthias dejó escapar un grito débil. Era como si alguien hubiera estrangulado su garganta.