Aldwin había estado esperando fuera de la herrería durante un rato, cuando llegaron los dos.
El Presidente, que siempre había sido tranquilo y sereno, era muy diferente hoy. Había ansiedad en todo su rostro envejecido; su actitud abatida hacía muy difícil identificarlo con el mago más fuerte de Felan. En ese momento, Aldwin paseaba ansiosamente con las manos detrás de la espalda. No parecía el Presidente del Gremio de la Magia de Alanna, sino una hormiga que se arrastraba sobre una olla caliente.
No fue hasta que las siluetas de Macklin y Lin Li aparecieron al otro extremo del corredor que Aldwin finalmente mostró una expresión de alivio en su rostro.
—Lamento molestarte, Felic.
El Presidente se adelantó con una sonrisa de disculpa en su rostro.
—No pasa nada —sonrió Lin Li. Él no estaba disgustado; se trataba del futuro del gremio, después de todo. Lo más probable es que él actuara como Aldwin si estuviera en su posición.