El temor de Lin Li era razonable. La fuerza de un guerrero de nivel tres o cuatro era demasiado baja. La voz del aventurero de bajo nivel acababa de silenciarse cuando le patearon el estómago.Atiempo su vez, el machete de su mano salió volando. Dos ladrones con aspecto de lobo se abalanzaron sobre él y le dieron varios puñetazos, golpeándole varios dientes.
—¿Alguien más tiene objeciones? —El hombre corpulento de la cicatriz recogió el machete del suelo y miró a su alrededor con una sonrisa en su rostro.
Hubo un silencio mortífero en el pasillo.
—Muy bien, parece que nadiemás tiene objeciones. —El hombre se rio altivamente. —Hermanos, ¡recoged los objetos de valor!
Más de una decena de ladrones viciosos se dispersaron y comenzaron a recoger las mercancías apiladas frente a las puertas.