Como todos se voltearon a mirar a Xia Ling al mismo tiempo, Chu Chen la miró sorprendido; definitivamente no esperaba que Wei Shaoyin se preocupara por una simple asistente.
Sin pensarlo mucho, Xia Ling respondió: —Dinero.
Wei Shaoyin desdeño diciendo: —Ten un poco de orgullo.
Xia Ling estaba indignada. Sí, él era cochinamente rico, pero aun asíél debía tratar de comprender sus necesidades. Ella debía una gran suma de dinero a la compañía y necesitaba pagarla cuanto antes. Solo así sería libre para dejar la industria del entretenimiento. ¿No sería eso maravillo?
Por supuesto, Wei Shaoyin ciertamente no pensaba así.
Él señaló a Xia Ling mientras le respondía a Chu Chen: —Asegúrese de cumplir sus peticiones. Maneje la situación como crea conveniente, siempre y cuando…—sonrió mostrando sus perfectos dientes— no sea dándole dinero.
—…Oh, por Dios —Wei Shaoyin era terrible.
Xia Ling miró mostrando desaprobación. Otra cosa que no sea dinero, ella realmente no necesitaba nada más.
Chu Chen movió la cabeza afirmativamente. Se despidió y dejó a Xia Yu detrás.
Wei Shaoyin volvió su cabeza hacia Xia Ling y le empezó a dar un sermón: —El dinero es la cosa con menos valor del mundo, y ¿tú sólo quieres eso?
Xia Ling quiso ignorarlo completamente.
Chu Chen se detuvo a mitad de camino mientras cerraba la puerta, se volteó para mirar pensativamente a Wei Shaoyin y a Xia Ling.
Xia Ling estaba demasiado despreocupada como para fantasear sobre lo que él podría estar pensando mientras ella, enfadadamente, ponía una rebanada de limón en su vaso.
Wei Shaoyin levantó su muñeca para mirar la hora y dijo: —Ya es casi es tiempo para cerrar el show, necesito ir al estudio de grabación. Saca nuestras cosas y espérame afuera. Llevaré el auto para buscarte.
Le gustaba conducir su propio auto y no quería contratar a un chofer.
Xia Ling sólo podía expresar su insatisfacción en su corazón. Le increpaba que fuese tan hipocondríaco y excesivamente mezquino.
Él no se percató de su incomodidad, se marchó de la habitación, dejándola sola en el vacío cuarto de maquillaje. Ella dio una vuelta completa sobre su propio cuerpo antes de ponerse, a regaña dientes, la chaqueta, recoger las cosas y marcharse.
La puerta trasera de la estación de radio era muy tranquila, se abría a un amplio espacio privado. No había la posibilidad de ser molestado por los admiradores. La salida estaba cerca del estacionamiento y era por donde la mayoría de los artistas salían luego de grabar un show. Había una hermosa barricada verde de plantas, creando una sensación de paz y belleza.
Xia Ling salió rápido, no había nadie por los alrededores. Una fresca brisa sopló sobre ella, haciéndola temblar.
Había empezado a nevar…
Levantó su cabeza y miró los copos de nieve cayendo, y como telón de fondo, el cielo nocturno.
Debajo de la bellísima lámpara estilo europeo, los blancos y suaves copos de nieve caían y creaban pequeños halos, parecía alas de ángeles. Levantó su rostro y alzó su mano para tocarlos con sus dedos, mirando cómo se derretían lentamente y formaban pequeñas gotas de agua clara.
En su vida pasada este era un juego que amaba jugar. Todo lo que tenía que hacer era levantar sus dedos y ver la pureza y transparencia de este mundo.
Pei Ziheng se había reído de ella diciendo que era como una niña. La abrazaba por detrás temeroso de que atrapara un resfrío, y usaba sus manos secas para cubrir sus manos, y la abrazaba con sus brazos. Entonces, veía en él, al hermano a quién le podía decir que no sentía frío, mientras luchaba para zafarse de su abrazo. A veces, él solía ceder ante sus berrinches, pero también había momentos en los que se rehusaba a soltarla y decía: Xia Ling se buena y escúchame.
Pensando en retrospectiva, cualquier cosa que ella hiciera o no hubiera hecho, cada una de sus acciones nunca estuvieron fuera del control de él.
Xia Ling retiró sus manos mientras pensaba en sus emociones, sus tersas pestañas atrapaban la suave luz en su párpado inferior. Su muerte le había dado la libertad que ansiaba, pero ese hombre ya no estaba más detrás de ella. El viento nocturno soplaba la nieve hacia su cuerpo, y empezó a temblar descontroladamente. Se ajustó la delgada chaqueta más cerca de su cuerpo.
Mientras volteaba para marcharse, de repente vio una sombra en la base de las escaleras apoyándose sobre un Rolls-Royce negro que silenciosamente la miraba.
En ese momento dejó, momentáneamente, de respirar.
Ese es…
Pei Ziheng.
No podía moverse y mirarlo. En ese momento, fue como si el resto del mundo se tornó blanco y negro, solo su cara era increíblemente clara. Cada línea de su rostro afectaba el ritmo de su corazón y respiración.
La nieve caía cortante entre los dos.
Estaba más delgado que antes, esto lo hacía ver más juvenil y carismático. Entre sus cejas había una gran línea de expresión que hizo que ella se sintiera atraída a acercarse y frotarla para suavizarla. Silenciosamente apretó su puño, sus uñas se encajaron en el centro de la palma de su mano, el agudo dolor la ayudó a recuperar sus sentidos.
Llevaba una chaqueta negra hecha a la medida, la cual había combinado casualmente con una larga bufanda gris plomo. El cigarrillo entre sus dedos casi se había consumido.
Ella recordó que él no solía fumar.
Sintió que las lágrimas comenzaron a salir y un profundo dolor en su corazón.
Ella trató de escapar de él independientemente de las consecuencias, y se dijo una y otra vez que no debía pensar más en él. Aun hoy, mientras el permanecía ahí parado frente a ella vivo, sin surtir ningún efecto, se dio cuenta que aún estaba profundamente enamorada de él.
¿Qué aterrador era eso?
Xia Ling estaba en shock de ella misma. Se dio vuelta para marcharse, pero sus pies parecían haber echado raíces.
El chofer salió del auto para sostener una sombrilla sobre la cabeza de Pei Ziheng, pero él lo ignoró y continuó mirándola en silencio. Sus ojos eran oscuros y en su rostro había una expresión indescifrable.
El chofer le dijo algo en voz baja.
Con una mano apagó el cigarrillo y con la otra tomó lo que el chofer le entregaba.
Una voz familiar se escuchó a la distancia: —Hermano Ziheng.
Sin voltear su cabeza, Xia Ling supo que era Xia Yu. Quietamente observó a Xia Yu, mientras se acercaba y levantaba su cabeza para mirar a Pei Ziheng cerca del auto. Su pequeña cara estaba llena de felicidad e inocencia cuando dijo: —Hermano Ziheng, ¿viniste especialmente para buscarme?
Pei Ziheng dejó de mirar a Xia Ling. Y, mirando hacia abajo, lentamente envolvió lo que tenía en la mano y lo puso alrededor del cuello de Xia Yu. Entonces, Xia Ling se dio cuenta de que el objeto era una bufanda de lana hermosamente tejida. El estilo le era muy familiar y recordó que era de la marca que ella solía usar en el pasado.
Hubo innumerables oportunidades en el pasado en que él había sido muy suave con ella. Ahora, era Xia Yu quien recibía toda su gentileza.
Los fríos copos de nieve caían sobre su rostro, y sintió un frío entrar a su cuerpo hasta sus huesos. Xia Ling dio un paso atrás, más lejos entre las sombras de las luces de las lámparas. Bajó sus ojos para mirar al piso y pensó. Tal vez deba esperar a Wei Shaoyin en el estacionamiento.
Sin embargo, antes de que pudiera moverse, escuchó la clara voz Wei Shaoyin desde el frente llamándola: —¡Xia Ling!
Antes de que ella tuviera tiempo para reaccionar, Pei Ziheng, quien estaba entrando en el auto, abruptamente, volteo la espalda y la miró nuevamente, sus ojos parecían como lo de un águila mientras trató de penetrar su cuerpo con su mirada.
Una sensación sexual de terror atravesó su cuerpo, y los recuerdos del pasado fluyeron en su mente. De repente, recordó lo monstruoso que ese hombre era, y un frio se apodero de su cuerpo y cada célula gritó de dolor. Qué extraño, ella estaba en un cuerpo totalmente diferente, pero el terror parecía estar enraizado en su alma. Podía recordar cada detalle con claridad.
Xia Ling no pudo dejar de preguntarse: ¿Realmente aún estás enamorada de ese hombre? ¿Aún amas a ese monstruo…?
Sintió cómo su cuerpo se tambaleó en el lugar y casi no pudo mantenerse quieta.
Wei Shaoyin levantó su voz otra vez: —¡Xia Ling!
A medida que volvía a sus sentidos, vio que la mirada de Pei Ziheng se tornaba más feroz. Maldijo a Wei Shaoyin en su corazón por meterla en semejante problema. Por dos segundos pensó seriamente sobre la posibilidad de cambiar su nombre, pero lamentablemente, se dio cuenta que Pei Ziheng ya había escuchado su nombre y era muy tarde para cambiarlo ahora…
Ella volteó para mirar a Wei Shaoyin, vio que estaba en el asiento del conductor del Ferrari. Había bajado la ventanilla y la llamaba impacientemente.
El ostentosamente costoso auto estaba justo detrás del Rolls-Royce de Pei Ziheng.