El subastador miró el número.
—Número 33 - ¡Fénix!
Phoenix era el apodo que Xia Ling se dio a sí misma en el Paraíso. El pequeño Shaohui sabía que ella era el fénix de la familia Xia, y este apodo le permitiría, con suerte, identificarla más fácilmente.
El subastador levantó la voz.
—En ese caso, ¡invitamos a la Señora Fénix al escenario para reclamar su premio!
Xia Ling se ajustó la máscara con más seguridad, se cubrió los hombros con el chal negro y subió al escenario con sus brillantes tacones de aguja. La pequeña niña estaba acurrucada en una jaula situada en el centro del escenario y la miraba con ojos llenos de miedo. Un empleado vestido de payaso se acercó con una bandeja de diseño intrincado.