Gu Lin se dio la vuelta varias veces admirándose en el espejo.
—El material de este vestido es demasiado barato —dijo mientras se miraba a sí misma—. No puede resaltar mi elegancia.
—Sí, sí. Señorita, eres la persona más perfecta —Su asistente personal estaba familiarizado con el temperamento de Gu Lin después de trabajar para ella por un tiempo y se apresuró a ganarse su favor—Su elegancia...
—¿Qué? —Gu Lin no podía escucharlo claramente.
El ruido del exterior se hacía cada vez más fuerte. El asistente personal solo podía sonreír y repetir lo que dijo en voz más alta.
Gu Lin todavía no podía escucharlo claramente y estaba molesta.
—¿Qué está pasando afuera? ¿Por qué están haciendo tanto alboroto? —Le gritó a la vendedora a un lado—. ¿No están ustedes en una tienda departamental de clase alta? ¿Por qué el ambiente aquí es tan malo? ¡Vayan a callarlos!
