Esa realización reavivó las esperanzas de Pei Ziheng. Hasta hoy, su cuerpo permaneció le sólo a él. Había oído que una mujer siempre era leal y dedicada a su primer amor, tal vez algún día, ella lo amaría nuevamente como lo hacía antes. Las comisuras de sus labios se inclinaron ligeramente hacia arriba. Esta fue una buena noticia para él. Lo que no sabía era que no era sangre virgen, no era más que el plan de Feng Kun.
—Si vas a actuar, tienes que hacerlo bien. Deja que Rao Rao se corte el dedo para darle a Pei Ziheng la impresión de que te ha tomado la primera vez.
Feng Kun le había dicho a Xia Ling con calma: —Pensará que es el único hombre que te ha puesto un dedo encima, y tu bebé estará más seguro de esta manera.