Gu Lin provenía de una familia adinerada y había sido malcriada toda su vida. Incluso si estaba molesta, no podía encontrar alguna buena idea como para balancear la situación. Lo único que podía hacer era romper cosas en casa. Tiró sobre el piso muchas cosas costosas y exquisitas, por ejemplo, perfumes Dior, Chanel y bases de maquillaje.
Cuando su hermano Gu Yao entró a su habitación se encontró con un desastre.
Gu Yao era un don juan y regularmente se metía en problemas por su vagabundería. Sin embargo, a pesar de que él no tuviera ningún deseo de avanzar en la vida, era muy protector de su querida pequeña hermana y tenían una buena relación. Miró todo confundido y le pregunto: —¿Hermana, que sucede? ¿Quién te hizo molestar?
La expresión de Gu Lin estaba distorsionada por la rabia. —Ye Xingling, ¡esa perra!
Gu Yao comprendió inmediatamente.