Él era realmente un lunático.
Xiao Ling estaba disgustada por la forma en que le lamía la oreja.
Pronto, escuchó una voz desde la distancia: —¡Xiao Ling!
Ella levantó su cabeza y vio a Li Lei corriendo apresuradamente hacia ella. Detrás de él había un bello leopardo con patrones de rosas. Mientras se acercaba hacia ella, la llamaba: —¿Xiao Ling, estas bien? —entonces miró a Li Feng, y su expresión se turbó al decir: —Hermano.
—¿Acabas de notar a tu hermano? —Li Feng sonrió levemente y volteó hacía Xiao Ling para que lo mirara.
—Hermano, suelta a Xiao Ling —Li Lei trató de que su voz sonara lo más calmada y gentil posible. En realidad, ver que Xiao Ling estaba en las manos de su temperamental hermano lo estaba volviendo loco.