—No te preocupes, me las puedo arreglar —Xia Ling leyó entre líneas y se molestó un poco.
Bai Murong la miró de reojo con dudas.
Xia Ling lo fulminó con la mirada. —¿Qué estás mirando? Yo... —estaba a punto de mencionar la época en la que todavía era una diva y cómo Bai Murong habría tenido que postrarse frente a ella, lo que no era una exageración. En eso días, si Bai Murong y Zheng Chenhao se consideraban reyes de ensueño, ella era una super diva que los sobrepasaba con facilidad.
Una vez se encontraron en un evento y Bai Murong literalmente se detuvo para abrirle paso.
No había manera de que pudiera sacar este tema ahora, ni de que presumiera del talento que tenía antes. Todo lo que hizo fue seguir fulminándolo con la mirada seriamente.
—No me mires en menos, ¡soy la mujer que un día se convertirá en diva!