—Usted no tiene idea del tipo de vida que los sobrevivientes de la familia Wang hemos vivido —el viejo Bao se rio amargamente y dijo: —Incluso la pandilla de los mendigos no nos permiten unirnos a ellos. Todos en la familia Wang hemos tenido que dormir en las calles, bajo los puentes, comer basura y desperdicios podridos, y hemos sido despreciados por todos como perros salvajes. ¿Segundo Joven Amo, usted me pregunto si quiero vengarme? Quiero saber la verdad sobre lo que le paso a Xia Ling y personalmente llevar al asesino ante la justicia. Quiero que Pei Ziheng... —de repente se detuvo.
—¿Quiere que Pei Ziheng que? —pregunto Li Lei suavemente—¿Arrodillarse ante usted y admitir su error? ¿Qué pague con su propia vida? —Li Lei se rio—. Sabe que eso es imposible, viejo Bao. Cuando usted era el todo poderoso Wang Jingzhou, nunca pudo ni siquiera tocar a Pei Ziheng. ¿Qué le hace pensar que le puede ir mejor en su estado actual?