Zheng Desong volteó hacia los guardias de seguridad y les echó la bronca: —¿¡Cómo es posible que actúen así!? ¡Discúlpense con el Sr. Li y la Señorita Ye ahora mismo!
El guardia de seguridad mayor estaba horrorizado. —Lo siento mucho, es nuestra culpa por no discernir bien. Nos hemos dado cuenta de nuestro error y esperamos que sea benévolo y perdone a personas promedio como nosotros...
Usó las palabras correctas y los miró lastimosamente.
Para ellos no era fácil ganarse la vida. Por lo tanto, Xia Ling estaba a punto de decirle a Li Lei que lo dejara pasar cuando de repente el guardia joven levantó la voz: —¿¡Por qué debería disculparme!? Aquellos que no visten apropiadamente no pueden entrar. ¡Sólo estaba viendo que se cumplieran las reglas!
Zheng Desong lo miró impávido. —¿Acaso las reglas también dicen que cuando veas a nuestros invitados pasando por una dificultad simplemente debes ser un espectador y burlarte de ellos?