Después de remar hasta la pérgola en medio del lago y ver que sólo estaba Xia Ling, se sorprendieron. —¿Dónde está el Joven Amo Nan?
Xia Ling no dijo nada y sólo soltó una risa fría.
Su mirada hizo que el Cuarto Tío se sintiera culpable, pero lo escondió y preguntó en un tono más fuerte: —¿¡Dónde está el Joven Amo Nan!?
—Lo golpeé hasta que se cayó al lago —dijo relajada.
El Curto Tío se aturdió y luego se horrorizó y sintió temor.
—¿Qué? ¿¡Golpeaste al Joven Amo Nan hasta que se cayó al agua!? Entonces, ¿dónde está ahora? ¿lo rescataron? Él... ¿sabe nadar? —mientras hablaba, dio zancadas hacia el borde de la pérgola y escaneó la lisa superficie del agua, esforzándose por encontrar una silueta que se pareciera a Nan Sheng. Después de hacer algunas rondas inútilmente, no pudo evitar gritar—. ¡Joven Amo Nan! ¡Joven Amo Nan!
—Qué ruidoso —dijo Xia Ling mientras se apoyaba con tranquilidad en una columna de madera.