En el futuro, cuando Pei Ziheng, de noventa y dos años, recordó su larga vida, descubrió que los años más felices de su vida fueron en realidad cuando Xia Ling esperaba convertirse en su novia.
Si pudiera retroceder el tiempo, le daría un buen tiempo antes de que todos los daños fueran demasiado tarde para evitarlos. Si es así, ¿podría seguir poseyendo su sonrisa inocente durante unos diez años más? Sin embargo, la promesa de su vida fue destruida por su propia arrogancia y vanidad.
En aquel momento era normal.
El joven y distinguido emperador de los negocios protegiendo a su propia hija que creció lentamente, desde una pequeña aprendiz hasta una cantante de fama mundial que hizo que mucha gente adorara su voz. No importa cuántos logros impactantes lograra, siempre lo miraría con tanta reverencia y amor.
Él era su Dios.
El día que el cielo se derrumbó, el clima era normal.
