Catalina estaba en la mesa junto a los Norman durante el desayuno. Su actitud se había relajado desde la última vez. El Señor Norman y la Señora Ester se entretenían con una conversación acerca del baile de la noche anterior, y las personas que asistieron.
Aunque Cati no opinaba, sí que prestaba atención a lo comentado. Bebiendo su té, no escuchó mención alguna acerca de los vampiros, como si no existieran. ¿O no los mencionaban debido a que Cati se encontraba en el comedor?
Pensando que pronto vería al Señor Alejandro, terminó su desayuno y abandonó la mesa. Decidió caminar en el jardín de la mansión y salió de la mirada atenta del guardia, Leroy, y los sirvientes que habían recibido orden de vigilarla.