Cati no estaba segura de si podría valerse de sus encantos para obtener la información de las brujas de parte de Silas después de la sugerencia de Malfo. Aunque parecía que esa era su única alternativa, le incomodaba la idea, y mientras más lo pensaba, peor se sentía.
Era difícil digerir lo ocurrido en las últimas veinticuatro horas. Había perdido a su último familiar, estaba presa en las celdas del Imperio del Sur, y Malfo era el hijo mayor del Señor. No podía creer que las familias pudieran herir a sus seres queridos, aquellos con su misma sangre.
Miró algunas veces al hombre junto a ella. Aunque tenía los ojos cerrados, dudaba que estuviera dormido. El dolor y la angustia que experimentó durante el tiempo con su familia entristecía a Cati.