—Recuerda que debes mantenerte firme. El resultado no se confirma hasta el último segundo. Si pierdes tu posición ahora, ¿cómo vas a luchar el resto de la guerra? —Tianrong la regañó severamente. Como un murciélago en la cabeza, sus palabras pronto la despertaron.
—Padre, tienes razón, esto no volverá a suceder —prometió Tong Liang mientras se calmaba.
Tianrong asintió con satisfacción.
—Esto es más parecido. Hace tantos años, yo también perdí por falta de preparación mental. No debes seguir mis pasos.
—¡Sí, padre!
—En cuanto a esa Xia Xinghe, déjala ganar por ahora. No es necesariamente algo bueno levantar la cabeza tan alto; solo te convertirá en un objetivo. Esa mujer es todavía tan joven; al final se caerá. Ella es más débil que tú mentalmente, y por lo tanto, ¡la victoria será inevitablemente nuestra! —Tianrong dijo con confianza.