El canto en el salón duró mucho tiempo. Sin embargo, Philip tenía la cara demacrada y no había pronunciado palabras. Estaba erguido sobre el escenario, pero una neblina obstinada parecía haber nublado sus ojos.
Su expresión, su mirada y cada movimiento de su emoción era ampliada y transmitida en la pantalla. El mundo entero estaba sintonizado y parecía tener las mismas preguntas en su mente. ¿Cuál es su problema? ¿Ha pasado algo?
Hasta que el salón se calmó, Philip abrió los labios con visible dificultad.
—¡Mis queridos camaradas, amigos y compatriotas! Gracias por su constante apoyo y amor, ellos han sido mis mayores motivadores, pero hoy... hoy...
Se ahogó con sus palabras. Philip era un general de sangre caliente, no conocido por sus sentimentalismos, pero en ese momento la gente podía ver sus ojos lagrimeando.