Mubai asintió.
—En otras palabras, Xinghe necesitará otro mes antes de recuperar la conciencia.
—Eso es correcto —coincidió Lu Qi.
Un mes o treinta días era un tiempo incómodo para esperar, no era demasiado largo ni demasiado corto. Mubai pasaba sus días alternando entre la esperanza y la ansiedad...
Por supuesto, esto no significaba que fuera todo lo que hizo. Trabajaba como de costumbre, administrando el Imperio Xi y la proyección futura de la compañía, a la vez que evitaba los avances de las fuerzas hostiles. En conclusión, trató de hacer crecer su empresa lo más que pudo dentro de este período de un mes porque quería darle a Xinghe la mejor ayuda, en cuanto a activos, cuando ella regresara.
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