No había nada que pudiera evadir la erosión del tiempo.
Desde los celestiales en el espacio hasta las relaciones humanas, la amistad, el amor, todo se desintegraría con el paso del tiempo...
Sin embargo, Mubai había encontrado una anomalía, una voluntad que no se doblaría.
Mientras Xinghe tuviera aliento, su voluntad seguiría brillando como una perla fascinante.
Y, al igual que una perla, debía ser atesorada. Para Mubai, esta era la cosa más preciosa que había encontrado en su vida, la única cosa que había estado buscando...
Aunque sabía que la voluntad interior de Xinghe podría no tener mucha consideración por él, estaba dispuesto a pasar toda su vida para protegerla.
Había encontrado su meta en la vida, que era ser su guardián.
Sabía que ella no lo necesitaba, pero eso no le impedirá intentarlo...