—¡Suficiente! —gruñó Mubai.
Miró fríamente a Tianxin, demandando: —¿Y qué si este es todo su plan? No te atrevas a olvidar quién empezó a intrigar y a tramar. ¿O ustedes esperan que Xinghe solo tome todo como es? ¿Ustedes siquiera la consideran otro ser humano? ¿Y dónde estoy yo en todo esto? Ella es mi ex esposa; ¿ella no merece el respeto que eso conlleva?
Tianxin abrió sus ojos, impactada, y preguntó con obvia incredulidad: —¿Entonces tú... la valoras más a ella que a mí?
—¿Cuál es el problema contigo? ¿Puedes siquiera ver más allá de ti misma? —refunfuñó Mubai con frustración.
Se rehusó a desperdiciar otro segundo hablando con esa mujer.
¿Cómo podía ser que nunca se había dado cuenta cuán engreída Chu Tianxin era realmente?
Para ser justos, no era culpa de Mubai solamente, porque ella lo escondía extremadamente bien.
Ella siempre ponía una perfecta fachada alrededor de él.