Repentinamente, Xia Zhi se apresuró al lado de Xinghe y, con una aterrada expresión, le transmitió algo. Xinghe se puso de pie tan abruptamente que sus silla se cayó de espaldas.
¡Bang!
La repentina conmoción alertó a todos.
Miraron, confundidos, los movimientos súbitos de Xinghe.
—¿Qué dijiste?— preguntó Xinghe severamente.
Un horrorizado Xia Zhi dijo apresuradamente: —Hermanita, la persona dijo que habían secuestrado a papá. Y si tú no parabas de competir, lo iban a matar...
Un momento atrás, Xia Zhi había recibido una llamada de un número desconocido. Su pensamiento inicial fue ignorarlo, pero como seguía sonando, caminó a una esquina tranquila y contestó.
Poco sabía que era una llamada pidiendo rescate. Habían tenido la audacia de secuestrar a su padre para forzar a Xinghe a retirarse de la competencia.
Xia Zhi tuvo dudas respecto a la autenticidad de la llamada, por lo que fue a preguntarle a su hermana por su opinión.