A la mañana siguiente.
Rompió la luz del día. Nadie sabía qué hora era. Un teléfono celular había estado sonando ruidosamente en algún lugar, ya sea en una cama o en una mesa, durante algún tiempo.
Anillo, anillo, anillo.
Anillo, anillo, anillo.
De repente, una voz femenina somnolienta comenzó a murmurar.
"¿De quién es ese teléfono?"
"Shanshan, Shanshan".
"Tu celular está sonando".
Al otro lado de la cama, otra voz femenina respondió somnolienta: "Ese no es el tono de llamada de mi teléfono celular. Debería ser el tuyo. Apágalo rápidamente. Hu, quiero dormir un poco más".
"Tampoco es mío".
"Entonces, ¿de quién es?"
"Solo apágalo primero".
"¿Dónde está el teléfono?"
Los dos estaban hablando.