Al día siguiente.
El cielo acababa de brillar.
Zhang Ye, que aún dormía, escuchó el irritante sonido del teléfono. Abrió los ojos y se agarró con la mano extendida, antes de tirarse del móvil a la oreja: —Hola. ¿Cómo estás?
—¿Este es el Maestro Zhang Ye?
Era la voz de un hombre de mediana edad.
Zhang Ye nunca había oído esa voz, así que dijo con los ojos cerrados: —Ese soy yo. ¿Puedo saber quién eres?
La risa del hombre de mediana edad sonó: —Maestro Zhang, ¿todavía estás durmiendo? ¿Llamo más tarde para no afectar tu descanso?
—Está todo bien. ¿Puedo saber quién es usted? —preguntó Zhang Ye.
El hombre de mediana edad dijo: —Me llamo HuFei. Anteriormente hemos tenido alguna interacción con Weibo. No estoy seguro de que todavía me recuerdes.