Luo Yuan se quedó a un costado mientras Zhao Qiang y el capitán Chen cubrían
sus narices y escudriñaban el estómago con un palo de madera. Tenían que
confirmar la identidad de las víctimas, después de todo, eran policías y estaban
acostumbrados a ver cadáveres. Poco después el equipo de apoyo llegó siguiendo
el camino. Se sorprendieron al ver la serpiente gigante pero rápidamente se
tranquilizaron al ver que ya estaba muerta.
Wang Fei fue el primero en ser llevado colina abajo. Antes de irse, miró a Luo
Yuan de lejos, angustiado.
No había nada más que Luo Yuan pudiera hacer.
Por un rato, varias personas murmuraban con el capitán Chen y Zhao Qiang,
luego se pusieron guantes de goma, metieron los cadáveres en bolsas de plástico
transparentes y los llevaron.
Huang Jiahui estaba en silencio, parecía distraída y se mantenía alejada de Luo
Yuan. Él quería hablar con ella, pero rápidamente se dio por vencido cuando vio
su estado de ánimo.
El camino de regreso fue bastante tranquilo, sin peligros inesperados. Cuando
llegaron a la comisaría, Luo Yuan salió del coche y fue vestirse. Intercambió
teléfonos con el capitán Chen y le pidió que lo contactara cuando identificaran los
cuerpos. Se fue en un taxi.
Cuando el taxi entró en la ciudad, Luo Yuan miró la hora y se dio cuenta todavía
no eran las tres de la tarde. Bajó del taxi en el Banco Industrial y Comercial de
China (ICBC) y entró en el edificio.
Teniendo en cuenta que había estado trabajando por menos de un año y que su
salario era suficiente para cubrir sus necesidades básicas, no tenía muchos
ahorros. Sin embargo, todavía tenía alrededor de doscientos mil en su tarjeta
después de haber pagado la matrícula universitaria y otros gastos de
subsistencia. Ese dinero lo había conseguido por la venta de la casa de sus
padres después del accidente. No había solicitado ninguna compensación del
ofensor.
Había un anuncio en el que se decía que la tasa de interés de los depósitos
prefijados de ICBC había aumentado alcanzando el 15%. Era la segunda vez que
se daba esta alta tasa de interés después de la turbulencia económica de los años
noventa. Luo Yuan había estudiado economía, sabía que esto era inusual.
Caminó hasta el mostrador, quería retirar cien mil pero solo pudo retirar cincuenta
mil porque no tenía cita previa. Tomó el dinero y salió del banco, usando el cajero
automático de afuera para retirar otros veinte mil.
Con esa gran cantidad de dinero, llamó a una compañía de transporte y alquiló un
pequeño camión. Luego fue directo a un supermercado y compró todo lo que se le
ocurría: agua potable, fideos instantáneos, cereales, ropa, alimentos enlatados,
aceite de cocina, etc. Se detuvo cuando el camión estaba completamente lleno.
Cuando su alacena estaba llena de alimentos y provisiones y más de la mitad de
su dormitorio estaba ocupado por bolsas de arroz, se sintió satisfecho.
Como dice el dicho: "No se entrará en pánico mientras haya suficiente comida en
la casa". Si el mundo estuviera a punto de terminar, podría sobrevivir por largo
tiempo con tanta comida y agua potable, además del aumento en la tasa de
interés.
Encendió su computadora. Todos los foros y sitios de noticias reportaban sobre el
rápido crecimiento de plantas y mutaciones de animales. Algunos aldeanos incluso
afirmaban había desaparecido gente de sus aldeas diariamente, generando
pánico.
Sin embargo no había muchos comentarios en esos posteos. Eso podría ser
porque la gente se sentía aturdida después de leerlos o porque no les creían,
teniendo en cuenta que no habían experimentado.
Así era el Luo Yuan de antes. Pero después de ese incidente con la serpiente ya
no se sentía como la misma persona.
Empezó a buscar noticias del ejército, que por lo general pasaban desapercibidas,
enterradas profundamente en el mar de posteos de noticias. Consiguió encontrar
algunas pistas, las bases militares del país parecían estar muy ocupadas. Los
reporteros usaban palabras como "entrenamiento" y "transferencia".
Luego se encontró con un posteo de Brasil de hace 10 días.
"¡Debido al cambio climático, Brasil ha dejado de exportar madera!"
De repente lo asaltó un pensamiento. Mientras seguía buscando información
sobre Brasil, se dio cuenta de que parecía haber desaparecido de las noticias, ya
no había noticias sobre el país, aparte de esa noticia que había sido publicada
hace 10 días.
La mayor parte de la selva amazónica, también conocida como el pulmón de la
Tierra, se encuentra en Brasil. Su tasa de cobertura de árboles es
extremadamente alta y ni siquiera puede compararse con el Zhu Hill, que no
superaba los 200 metros sobre el nivel del mar. La selva amazónica era un refugio
para la vida silvestre, pero un área prohibida para los seres humanos, debido a las
muchas especies extrañas y peligrosas que viven allí.
Si incluso una pequeña colina como el Zhu Hill ocultaba una serpiente gigante, las
cosas en Brasil tenían que ser peores. Ninguna noticia del país significaba malas
noticias.
Luo Yuan se estremeció al pensarlo.
El sonido de una puerta abriéndose llegó desde fuera, Luo Yuan miró la hora, eran
casi las cinco de la tarde, Seguro era Zhao Yali.
— Xiao Yuan, ¿Ha vuelto Weiqiang?
Luo Yuan abrió la puerta, Zhao Yali se veía aún más preocupada que por la
mañana.
No sabía si debía decírselo, la noticia la devastaría. Estaban
comprometidos, habían comprado una casa que estaban remodelando y tenían
planeado casarse en año nuevo. Ahora tenía que decirle que él estaba muerto y
que su cuerpo estaba irreconocible.
Se daría cuenta muy pronto, pero tal vez podría posponerlo un poco más.
Luo Yuan vaciló y dijo:
—¡Debería llegar pronto!
El rostro de Zhao Yali se puso ligeramente pálido, murmuraba para sí: "¿Qué está
tramando? ¿Por qué no está contesta mis llamadas? Él no es así."
—¡Tal vez surgió algo! — sugirió Luo Yuan.
—¿Crees que está teniendo una aventura?
— No es ese tipo de hombre, no lo pienses demasiado. Además, ¿no gasta todo
su salario en ti? Voy a salir a cenar —Luo Yuan cambió de tema.
— Comamos juntos, ¡yo cocino! —dijo Zhao Yali cortésmente. Se sentía mejor
después de hablar con Luo Yuan.
— No gracias, no debería comer siempre gratis —dijo Luo Yuan mientras salía. Se
sentía incómodo, no quería seguir mintiéndole.
El pequeño restaurante estaba en la entrada del distrito. Luo Yuan era un cliente
frecuente por lo que el jefe era amable con él.
Había gastado demasiada energía ese día por lo que ordenó dos platos
adicionales.
El teléfono sonó a mitad de la comida.
Luo Yuan lo sacó y vio que era el capitán Chen. Podía adivinar de qué se
trataba. Respondió.
Del otro lado la voz profunda del capitán Chen dijo:
— Xiao Luo, por favor, prepárate, tengo malas noticias para ti —hizo una pausa,
dándole tiempo a Luo Yuan para que se prepararse —. Tenemos los
resultados, uno de los cuerpos pertenece a tu cuñado, ¡lo siento!
Luo Yuan ya lo sabía, no se sorprendió.
—Gracias, capitán Chen, lo suponía desde esta tarde, ¿se ha puesto en contacto
con mi hermana?
—Ya he pedido a alguien de la otra unidad que se contacte con ella. Considerando
que el cuerpo irreconocible y ya ha empezado a entrar en descomposición,
sugiero que la familia lo creme inmediatamente después de verlo por última vez
—dijo el capitán Chen.
—Está bien, voy a hablar con ella —fue la respuesta de Luo Yuan.
—Los muertos no se levantan de la tumba, Xiao Luo. Mis sinceras
condolencias, adiós.
Luo Yuan terminó la llamada, permaneció en silencio durante un rato, luego pagó
rápidamente la cuenta y regresó a casa.
Tan pronto como abrió el mosquitero, un fuerte olor de algo irritante invadió su
nariz.
Luo Yuan sorprendido, corrió a la cocina. Encontró a Zhao Yali paralizada en el
suelo con una espátula en la mano, salía humo del wok en la estufa, parecía que
estaba en llamas.
Luo Yuan apagó rápidamente el gas, llenó un recipiente con agua y lo vació en el
wok.
El agua se evaporó rápidamente con un sonido suave.
Luego miró a Zhao Yali. Parecía estupefacta, no se había movido para nada, ni
cuando Luo Yuan entró, seguramente sufría una pena profunda.
—¿Quieres morir? ¡Casi quemas la casa! ¿Qué pasó? —Luo Yuan la regañó,
sabía que sería inútil tratar de consolarla.
Zhao Yali miró a Luo Yuan sin comprender y rompió en llanto. Lloró agónicamente
haciendo vibrar el corazón de Lou Yuan.
—Está bien, está bien —se agachó y le dio suaves palmaditas en el hombro
—llorar hace bien.
Zhao Yali lo abrazó y lloró aún más.
—Muerto… Está muerto. Weiqiang está muerto… Estaba vivo ayer por la
mañana… Y le grité… Es mi culpa, todo es mi culpa.
—No, no lo es. Así es la vida. No habría ocurrido si no hubiera ido a Gaotang
—Luo Yuan la consoló.