—No le pertenezco a nadie. Yo decido con quien quiero estar. Esa es mi decisión, ni mis padres ni los tuyos tienen derecho a obligarme a casarme con nadie si no me quiero casar. Todos vosotros solo me veíais como a un objeto para fortalecer el clan; nunca os importaron mis sentimientos. Tenéis suerte de que solo dejé el clan y no lo destruí por completo. Fui demasiado suave en ese momento. Debería haberos matado a todos, empezando por ti.
Aiwai era solo una niña cuando dejó su clan, los odiaba, pero no quería quitarles la vida. Aiwai había vivido mucho tiempo sin saber nada de su clan, pero lo primero que escuchó de ellos fue que la habían vendido. Para ellos, desde el principio hasta el final, Aiwai era solo algo que podían usar para obtener beneficios; ella ni siquiera fue vista como un ser vivo con emociones, solo un objeto.