Long Qi se quedó congelado por un momento antes de que se enderezara y pusiera su puño derecho rígido sobre su pecho izquierdo, se inclinó ligeramente y abandonó silenciosamente la habitación.
Jun Wu Xie miró hacia la puerta cerrada y retomó lo que estaba haciendo.
—Frío en el exterior, cálido en el interior. Así que ese dicho se refería a personas como tú—una voz burlona vino de la ventana.
Jun Wu Xie frunció el ceño mientras miraba hacia la fuente del sonido. Jun Wu Yao estaba sentado en el alféizar de la ventana con las manos relajadamente cruzadas sobre su pecho. Su boca tenía una leve sonrisa mientras la miraba con una expresión desconcertada.
Esta vez ella no podía oler ningún rastro de sangre en él.
—Hacer algo mal y ser castigado por eso no es gran cosa. No pensé que serías tan amable de haber preparado medicina para él —sus ojos medio divertidos desaparecieron gradualmente mientras la miraba.
Ese día después de que Long Qi se hubiera disculpado con ella y le hubiera pedido un castigo, ella se lo había quitado. Este hombre rígido y recto había impuesto su propio castigo al ser azotado por el palo 150 veces hasta que toda su espalda fue en un completo desastre, sin embargo, ni siquiera dejó escapar un grito y apareció como de costumbre al lado de Jun Qing al día siguiente…
Por cierto, Jun Wu Yao había sabido de esto, sin embargo, no tenía nada que ver con él, además él no tenía ningún interés y casi se había olvidado de esto si no fuera por sus acciones de hoy.
—Odio ese olor —ella respondió con gravedad.
Jun Wu Yao dejó escapar una risita mientras saltaba ligeramente a su habitación.
—Wu Xie es tan injusta. Cuando me lesioné, ¿por qué no me diste ningún medicamento? —Con un leve puchero, se acercó a ella y se apoyó con una mano contra la pared detrás de ella mientras la hacía retroceder en un rincón.
Su pelo negro caía por el costado de su hermosa cara, mientras le hacía cosquillas en la mejilla.
Jun Wu Xie frunció el ceño mientras barría el cabello.
—Debido a tu nombre —ella lo miró, dio un paso hacia un lado y se alejó tranquilamente.
Jun Wu Yao, ninguna medicina, incurable.
—¡Jajajaja! —Después de escuchar su explicación, no pudo evitar echarse a reír. Él agarró su muñeca y la atrajo hacia sus brazos y le dio un abrazo aplastante.
Su pequeño cuerpo era tan suave y tenía un ligero aroma a hierbas, realmente hacía que uno se sintiera a gusto.
Ella no luchó, no se resistió, solo permaneció en silencio en su abrazo, excepto por ese par de ojos brillantes que lo miraban llenos de desaprobación.
—Hoy me limpié correctamente. Aquí, huéleme, ¿queda algo de ese olor desagradable todavía persistente? —Le susurró muy cerca de sus oídos mientras su profunda voz magnética mezclada con un tinte de maldad resonaba mientras la molestaba.
—No —Jun Wu Xie sintió que algo estaba mal, pero ella no podía precisar qué con esta cercanía suya.
—Ten por seguro, mientras que sea algo que no te guste, no lo dejaré existir —cuando él le dio su promesa con una sonrisa, envolvió sus brazos alrededor de ella con más fuerza. Se dio cuenta de que no importaba lo que le hiciera, ella no reaccionaba. Ella no parecía saber el significado detrás de sus acciones.
Similar a una hoja de papel en blanco, con una expresión en blanco.
¡Realmente hace que uno quiera dejar una pequeña marca en ese papel!