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—¿Todavía recuerdan, dentro de esa morada de piedra, las palabras talladas en la pared? —Preguntó Jun Wu Xie, sus ojos se entrecerraron.
Qiao Chu y los demás inmediatamente calmaron sus corazones e intentaron recordar. Después de un rato, Hua Yao fue el primero en recordar el sutil vínculo que los garabatos habían mencionado y de repente levantó la cabeza, sus hermosos ojos brillando con una ligera comprensión.
—¿Dices que el hombre que había quedado atrapado en el fondo del Acantilado del Fin del Cielo estaba vinculado al País del Fuego?
Jun Wu Xie se quitó el anillo de su dedo y se lo entregó a Hua Yao y a los demás para que lo inspeccionaran de cerca.
Hua Yao y sus otros compañeros rápidamente encontraron el carácter chino para «Fuego».
