—¿Oh? —Jun Wu Xie enarcó un poco las cejas.
—¡Yun Xian es una invitada estimada de nuestro Reino de Qi, y una muy importante en eso! ¡Tener una bestia indomable haciendo esas cosas sin sentido en su presencia, es una pesadilla! Hoy, ¡tienes que matarlo para ofrecer tus disculpas al Clan Qing Yun para evitar que algo así vuelva a pasar! —Mo Xuan Fei tenía un brillo cuando mostró una sonrisa siniestra. No podía tocar a Jun Wu Xie aquí en la residencia del Príncipe Heredero, sin embargo, para empujar la culpa sobre la gata y matarla, eso no era muy difícil.
Podía decir que esta gatita negra era muy preciada para ella y en este momento, lo que más quería hacer era arrancar esa expresión tranquila e indiferente de su rostro.
Mo Qian Yuan podría proteger a Jun Wu Xie, pero no a la gata negra. Si él elige proteger a ambos, eso sería abofetear al Clan Qing Yun en la cara.