—Si hay una conclusión no debería estar a la altura de lo que una pequeña niña como esa debería cuestionarnos. —El Médico Imperial Li dijo, su voz mezclada con desprecio, ni siquiera miraba a Jun Wu Xie, sino que hablaba directamente a Lei Chen. —Su Alteza, las lesiones de la Señorita Qu no son un simple juego de niños y yo, con todos estos otros médicos, hemos agotado nuestras mentes y vertido todo nuestro conocimiento. Me gustaría pedir que Su Alteza no se sume a la agitación que enfrentamos.
Lei Chen apretó la mandíbula con fuerza, pero no podía permitirse explotar.