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Ese poderoso tornado debía haberlos dispersado a todos y ella no tenía forma de saber dónde estaban Qiao Chu y todos los demás en ese momento.
El fondo del Acantilado del Fin del Cielo estaba por sí mismo lleno de innumerables peligros. Su terreno estaba oculto a la vista, y nadie sabía que pasaría después. El frío glacial, la negra oscuridad y los peligros que se podían manifestar en cualquier instante hacían que ese lugar se sintiese como si uno acabase de entrar en el infierno.
Agobiada con una pierna rota y sin saber si Lord Meh Meh sobreviviría, Jun Wu Xie no podía moverse de su sitio.
Aunque ya había tenido antes experiencia como veterinaria, las Bestias Espirituales eran diferentes de aquellas mascotas. No podía estar segura de si ella fuese capaz de curar por completo a Lord Meh Meh.