Jun Wu Yao negó con su cabeza y levantó la otra mano de Jun Wu Xie, para ponerla sobre el grano dorado para cubrirlo antes de susurrar: —Al igual que absorbes un espíritu de anillo, debes absorber el frijol dorado, poco a poco.
Jun Wu Xie cerró los ojos e hizo lo que Jun Wu Yao le había dicho, absorbiendo lentamente el frijol dorado que tenía en la palma de su mano.
Cerró su mente, el alma de Jun Wu Xie pareció hundirse profundamente en la oscuridad. Estaba todo muy negro a su alrededor, tan oscuro que no podía ver sus dedos frente a su cara. Pero un rayo de luz dorada repentinamente apareció de entre esa oscuridad, dibujó un brillante arco cegador.