Ah Jing estaba a punto de continuar cuando la voz de Fan Zhuo lo interrumpió.
—¡Ah Jing! No quiero escucharte hablar más sobre esto en el futuro. Confío en mi hermano y confío en Pequeño Xie. El chisme que sale de la boca de los demás no se puede comparar con lo que puedo ver con mis propios ojos y escuchar con mis propios oídos aquí todos los días. Durante el período en que Pequeño Xie ha vivido aquí, ¿alguna vez ha molestado a alguien? No me digas que no sabes de dónde vinieron esos tónicos que de repente aparecieron en la cocina de la nada. —Fan Zhuo dijo, mientras miraba a Ah Jing, su rostro siempre gentil mostrando un raro momento de disgusto.
Puede que a Jun Xie no le gustara hablar mucho y no se llevara bien con la gente. Pero eso no significaba que fuera una persona que albergaba motivos ocultos.
