—Esto debería ser de interés para mi Señor. —Ye Sha se frotó la barbilla mientras soltaba una pequeña serpiente negra de entre los árboles.
La tarea diaria de Ye Sha era proteger a Jun Wu Xie en secreto. Pero la señorita era cruel y no había nada que no pudiera manejar sola en el Clan Qing Yun. La protección de Ye Sha pronto se volvió superflua y su tarea diaria rápidamente se convirtió en recopilar información sobre sus gustos y disgustos, así como sus actividades diarias. Escribió la información en un pequeño trozo de papel y la envió a través de una serpiente negra para entregarla a Jun Wu Yao, en el Reino de Qi.
En el mismo momento que Ye Sha soltó la serpiente negra, ¡su rostro se puso rígido de repente!
¡Dos presencias muy formidables se acercaban a una velocidad alarmante!
Ye Sha se animó y su cuerpo se tensó. Sus ojos recorrieron los alrededores con cuidado.