—Todos ustedes, ¿han terminado? —preguntó eldiscípulo completamente descansado, mientras miraba al grupo de jóvenes desgraciados y agotados, mientras una sonrisa malvada aparecía en sus labios.
Los jóvenes bajaron sus cabezas, incapaces de emitir sonido.
—¡Vaya manga de perdedores! Dado que ni siquiera pueden completar una tarea tan simple, pueden olvidarse del desayuno. ¡Ahora, vayan a buscar el agua de las urnas y rieguen los lechos de hierbas! —Sin permitir a los jóvenes devastados la oportunidad de descansar, se acumuló más tormento sobre ellos.
Entonces, se oyeron aullidos de protestapor parte de esos jóvenes.
—Superior, nos estamos muriendo de agotamiento, y no pegamos ojo anoche... ¿Podemos dormir un poco antes de ir? —El joven más valiente entre ellos abogó por ellos.