Los ojos de Jun Wu Xie se estrecharon, pensando que, para evitar enfrentar ese escenario, solo habían dos opciones. La primera sería renunciar a la venganza contra Bai Yun Xian, y la segunda no dejar que el clan Qing Yun supiera la verdad del asunto.
¿Perdonar a Bai Yun Xian?
Eso era imposible para Jun Wu Xie.
¡Cualquiera que lastime a su abuelo, debe morir!
—Tío, no te preocupes, tengo mis planes todos pensados—. Jun Wu Xie lo había pensado todo.
Jun Qing miró a Jun Wu Xie con la esperanza de obtener alguna pista de sus expresiones sobre lo que estaba planeando, pero el rostro frío e inexpresivo no delato nada.
Esta chica era demasiado profunda, si se niega a decir algo, nadie puede adivinar qué está tramando.
—Solo ten cuidado, pero recuerda, si te encuentras en peligro, ¡la Familia Jun y el Ejército Rui Lin te apoyarán!
—Sí, lo sé.
Y pronto, la respuesta que estaba esperando vino de los plebeyos de la Ciudad Imperial.