Para los pocos refugiados que habían abierto la boca antes para contarle al Señor de la Ciudad lo que había ocurrido, sus rostros se pusieron blancos de inmediato, sus ojos en estado de shock.
"¿Oh?" La frente de Jun Wu Xie se levantó ligeramente mientras miraba al Señor de la Ciudad que ya no podía contenerse y luego dijo con indiferencia: "No sucedió tal cosa. Si el Señor de la Ciudad no me cree, puedes buscar muy bien en todos los pulgada de este lugar y si logras encontrar algún cadáver aquí, estaré dispuesto a asumir el cargo de ser un asesino".
"¡Guardias! ¡Revisen el lugar! ¡Quiero que lo hagan a fondo! ¡No se pierdan ni un solo lugar!" El Señor de la Ciudad escupió con los dientes apretados mientras miraba a Jun Wu Xie. Con esa orden, los soldados que el Señor de la Ciudad había traído con él se lanzaron hacia él.
